domingo, 12 de septiembre de 2010

We're all in the dance

"¡¿Alguna vez has visto un corazón humano?!
¡¡Parece un puño envuelto en sangre!!
[...] Eres fría... sois frías hasta la médula"
[Closer]



Corriendo sin mirar atrás, sin volverse en ningún momento, trataba de no pensar.
Quería dejar lejos todo aquello que ya había vivido, todo lo que había visto y recorrido, sin que fuese posible días más tarde averiguar por dónde había huido, cómo, y adónde había llegado. Era como el despertar de un coma.
Eso le explicaba a ella, a esa nueva ella.

- ¿Y cómo sabes lo que es despertar de un coma? Nunca has estado en uno... -dijo cáusticamente.
- Eso no lo sabes tú.
- Sí, lo sé. Puedo ser la nueva, pero tengo una vida anterior.

Él no fue capaz de responder... era cierto: no le importaba cómo fuera antes. Ni probablemente qué sería de ella después. Porque siempre vendría una posterior, a continuar el trabajo. Era el egoísmo propio del ser humano; o, para qué engañarse, su egoísmo empedernido, que nadie tenía porqué compartir.
El problema llegaría cuando tuviese que volver a marcharse, cuando ella se cansase de su abulia y le pidiese algo más (o algo, simplemente), y él corriese para evitar perder su frialdad, esa que tanto miedo le daba olvidar, porque le hacía sentirse por encima de todo. Era un proceso cíclico, en el que, innevitablemente, acababa huyendo.






On s’en va sans savoir
On est toujours
Dans la même histoire

http://www.youtube.com/watch?v=ZwZfFf12yRA

2 comentarios:

  1. La frialdad no es buena, nos aisla, y cuando llega a apoderarse casi al completo de nosotros mismos lo único que podemos hacer para derretir el iceberg que nos rodea es lanzarnos de golpe al fuego, a las llamas más fuertes.. esto equivale a ostia en la frente, a un pequeño golpe.
    Como dices es un proceso cíclico, pero es un proceso del que se puede escapar :) estoy segura.

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  2. Y yo me estaba perdiendo este blog sin darme cuenta, ya estás agregado!!

    Aprovecho para decir que me siento también, como escribía Chio, muy honrado con la entrada del otro día. Pero realmente no tenías nada que agradecer.

    En cuanto a esta entrada, me recuerda a demasiada gente, incluso a mí mismo. Siempre está ahí el miedo a entregarse y nos hacemos fríos y cobardes una y otra vez. Pero confío como en Chio que es un proceso del que, a veces, se puede escapar.

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