Hace unos meses estaba cansado. Desesperado, incluso.
Y mi reacción, un tanto absurda, fue coger y hacer un blog. Es curioso cómo reaccionamos a veces: podemos chillar, correr, patalear, llorar, pero lo que nos afecta en realidad nos deja mudos, nos impide hablar.
Personalmente, a mí me hace escribir. Aunque creo que no es tan exclusivo ni tan personal este hecho; suele ocurrir.
No tuvo mucho éxito ni para mí mismo, sin embargo, aquel blog llamado Diario de un Noctámbulo. Ni yo era capaz de releerlo, porque era como echar toda la mierda, y a nadie le gusta comer mierda (ni aunque sea la de uno mismo). Sin embargo, es obvio que estas cosas no se hacen para que te lean, sino por el puro placer (o la cruda necesidad) de soltar lo que piensas francamente. Nunca dejé de leer blogs de por ahí, de todas maneras (aunque fueran de frikadas arquitectónicas de las mías).
Ayer me recordaron lo que era tener un blog, y me volvieron las ganas. O un culo veo culo deseo. No sé, ni me importa. El caso es que vuelvo a abrir, con otro nombre y otro(s) sentido(s)
¿Por qué alternancias? Porque las cosas cambian, porque pienso en muchas cosas a la vez y porque hablo de todo, y de nada.
Me gusta mucho esta pequeña introducción :) Creo que tienes razón, o por lo menos yo tb empecé el blog por motivos muy similares. Aquí dices lo que te da la real gana, nadie te lo impide, y al mismo tiempo te pruebas a ti mismo en esto de aprender a expresarse uno :)
ResponderEliminarEn fin, a mí es porque me encanta escribir, estoy segura que si no me desahogase aquí, lo haría en otro sitio.
Te quiero Lams!