Amigos míos, retened esto: no hay malas hierbas ni hombres malos. No hay más que malos cultivadores.
[Victor Hugo]
[Victor Hugo]
Siempre he pensado que vivimos en un mundo extremadamente hipócrita. Creo que es un hecho, especialmente cuando hablamos de nuestro ambiente, el de los jóvenes, en el que se impone ese épico combate cool-nerd de instituto americano. Que digo yo, no tendrán cosas avanzadas estos yankis como para que tengamos que copiarles su mierda de modelo de relaciones sociales; pero ese es otro tema...
Lo que quiero contar en este post es mi profundo desprecio (ese de poner cara de mala leche, escupir y mirar a lo Steven Seagal [que por cierto ayer lei que es guitarrista de un grupo de blues, flipa!])... por donde iba. Sí, mi profundo desprecio hacia esa estúpida obsesión de los adultos de las generaciones que nos preceden por ocultar a los niños, e incluso a los adolescentes, ciertas verdades universales.
Los niños no son seres tan sumamente frágiles, que haya que mantener entre nubes y azúcar y suaves almohadones. Es decir, sí. Hay que protegerlos por encima de todo, más incluso que a los ancianos. Pero hay maneras muy erróneas de proteger; y muy hipócritas, como decía.
Por un lado, evitemos que vayan a un funeral (oh, Dios, podrían traumatizarse). Pero dejemos que vean la tele en la que salen cadáveres descuartizados, asesinos puestos como héroes y masacres en directo.
No dejemos que oigan la palabra sexo. Pero dejemos que se descarguen todo el porno que quieran por la red. Sí, señora, usted que se escandaliza al ver una escena de sexo en una película estoy seguro de que sabría perfectamente catalogar el tamaño, forma y color del pene del hombre que sale desnudo en ella. Y las tetas de la tía, si en su juventud fue liberal / hippie.
Que los padres lo hacen es una verdad realmente asquerosa, pero es así. Aceptémoslo.
Y ya cuando hablamos de adolescentes, para qué más... puedo entender ese afán por mantener la pureza e inocencia de los niños. Es envidiable, y todos deberíamos mantener un poco. O más que un poco, si es posible. Pero a un adolescente tienes que enseñarle lo que es el mundo. No puedes mantenerle aparte de todo, para que de repente se dé de bruces contra la realidad cinco o seis años después. O para que aprenda lo que es el mundo él solito a tus espaldas y haciendo de todo y nada bueno...
Porque el mundo no es fácil, ni bueno, ni alegre. Llámame pesimista, pero nuestro mundo es bastante sórdido. ¿No sería mejor enseñar las cosas como son? Saber la suerte que tenemos por vivir de una manera tan acomodada creo que formaría personas mucho más comprometidas y capaces de valorar la vida.
Hablo, en fin, del equilibrio que creo necesario en todo. No podemos pretender ocultar la realidad hasta la mayoría de edad. Antes igual se podía, ahora con la tele y con Internet, padres, madres y tutores (como decían las circulares del cole), es imposible. Así que cuéntaselo tú antes de que se haga una idea equivocada, viciada o viciosa del percal.
Pero claro, vivimos en nuestro mundo occidental, con nuestros tabúes occidentales, nuestra doble moral occidental, y nuestra increíble y occidental capacidad para ignorar las verdades incómodas. Y menos mal que somos occidentales, podría ser peor... qué sé yo. Podríamos vivir en Irán.
El desvarío anterior surgió (vagamente) de esta noticia: http://bit.ly/eYXgf0
Uf me han dado muchas ganas de leer ese libro Lams.. ¿lo tienes? Por cierto jajaja te has lucido con el título de la entrada :P sin duda es la guinda!
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