Paradas

Being sober on a bus is, like, totally different than being drunk on a bus.
[Ozzy Osbourne]

Me encanta dejar pasar el autobús, ver cómo se pierde el número 9 en la distancia, el punto exacto en que mi miopía me emborrona la vista y mi mirada se pierde con el rojo del autocar.
Una sensación de calma, tranquilidad me invade: tengo todo el tiempo del mundo, tanto, que he dejado pasar este autobús, y quién sabe si el siguiente también.
Puede ser prepotencia. Lo cogeré si quiero. Mientras pueda elegir, dejadme hacerlo aunque ello conlleve decisiones algo absurdas, como pasar el cuarto de hora que le queda al siguiente andando de parada en parada. Dejo pasar una, otra, y otra. Las que me apetezca, hasta que el mundo vuelva a su estado habitual, y me recuerde mi rutina; sólo entonces me monto, deseando llegar pronto a casa.
Pero lo hago con tranquilidad, y el pitido de la tarjeta ya no me resulta molesto, y me siento bien mirando por la ventana, dejándome llevar por la música y por las miradas de la gente que me rodea, completos desconocidos habituales.
Y, en esos momentos, Granada se ve como la ciudad más bonita del mundo tras el cristal, sus calles animadas me hacen sonreir, y de la fuente de mi barrio brota el agua más fresca y transparente. Y bajando a mi casa las lejanas luces de la ciudad no me parecen tan lejanas, me siento parte de ellas, pienso que, por una vez, me he acompasado a su ritmo, algo cambiante e incomprendido en ocasiones.
Y me espera mi casa como el hogar que siempre he querido, aunque no siempre lo quiera.

P!nk – Sober