Dit
autrement... on choisit de souffrir.
Cómo
puede cambiar la vida en un año. Cómo puede cambiar mi cabeza. En
una semana. En unas horas. En diez minutos. Confieso ser otra persona
muy diferente a la que dejó Granada hace casi ya un año. He
evolucionado, pienso que para mejor, o al menos para relajación de
mi estómago y alegría de mi bilis, cada vez más reposados.
Adiós
misantropía estoica. Adiós estoicismo cínico. La belleza del mundo
está ahí, contémplala. La fealdad también: analízala.
Desgránala, entiéndela, arréglala.
Siente
la lluvia. Dios, siente como te cubre, cómo te moja y vive ese
momento. Ese momento es único, joder. Calla todas esas quejas, deja
de refunfuñar. No te hagas un viejo cascarrabias. ¡No te hagas
viejo! Sé joven; son las cabezas jóvenes las que hacen que el mundo
se mueva.
Una
vez abres los ojos al mundo ya no hay vuelta atrás, creo que es lo
que me ha pasado. Abre los ojos y verás cómo encuentras muchísima
paz. No sé si se le puede llamar felicidad, pero tu pecho nota y
celebra esa tranquilidad. Ese equilibrio que ya sólo depende de ti
mismo, y que nadie puede romper fácilmente, lo cual te permite
relacionarte con mucho menos miedo.
El
miedo. Joder, deja de tener miedo. ¿De qué? ¿De morir o de sufrir?
Sufrir es relativo. Morir habiendo vivido es lógico, necesario y
debe ser la sensación más pacífica del mundo. Entonces, repito:
¿miedo? No hay miedo a que las cosas cambien si aceptas el mundo
como algo cambiante. No hay miedo a perder lo que tienes si sabes que
tienes lo necesario, y que lo necesario es tan variable a cada
momento como mínimo en general.
No
me acepto otro miedo que no sea el de volver a cerrar los ojos y
sentirme extraño al mundo. Porque ya hay demasiados ciegos, y,
siguiendo con la misma frase con la que he empezado, la ceguera es
inevitable, pero el ser ciego es opcional.
No
sé cómo explicar el mecanismo que se ha activado en mi cerebro, o
el que ha cesado de actuar, pero el caso es que ha sido como esos
momentos en los que te duele mucho la cabeza y no puedes parar de
pensar en la migraña. Hasta que, de repente, algo, algo interesante,
o bonito, atrae tu atención más, y, cuando vuelves a darte cuenta,
el dolor ha desaparecido. Voilà.
He
mirado el mundo, y lo que he visto me ha gustado. Me ha fascinado. Me
ha dado la paz suficiente como para soportar mucho más dolor. No es
que tenga ganas de cargarlo sobre mí, ni que lo busque. Estoy algo
místico pero no tan zumbado. Es simplemente, que me encuentro con
ganas de hacer cosas, y hacerlas de verdad. Con ganas de aceptar
cosas, y de dejarlas pasar.
Porque
el dolor, querido amigo, es tan inevitable como la muerte. Pero el
sufrir, es tan opcional como la vida. Tómala, o déjala. Sufre o
déjalo estar. Tan sencillo como eso.
He
could be a poor pilgrim walking all over him
He
looks around and calls ''The Fates'' rejoicing in his faith
And
he yells over his pain: ''I went to learn and see
how
is necessary in me to grow in beauty things''
Then
he shall be one of those who makes things beautiful .
Oh,
this joy, this joy again!!!
[Amor
fati - Hola a todo el mundo]
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